Colores de Nuestras Tierras

Los colores de nuestras tierras son diversos y preciosos. 

Al ser plasmados en el huipil, crean una expresión artística y textil icónica llena de significados y fuente de un gran orgullo: el orgullo de lo propio, de lo que desde tiempos pre hispánicos, ha sido la manera de vestirse, la manera de pensar, la manera de vivir, de los pueblos originarios. Dejar de lado una herencia cultura—o herencias culturales—tan magníficas, y además, de las pocas que aún, la conquista y el neocolonialismo no han lograr erradicar por completo, es rechazar visiones propias del mundo, basadas en un entendimiento diferente de lo que es pertenecer a nuestra madre, la madre tierra. 

Hay pocas cosas de este plano en que nuestro cuerpo físico se mueve que me dan un gusto semejante al de portar, con respeto y orgullo, un huipil o traje propio de una comunidad originaria de los territorios que hoy día, forman parte del país llamado México. Las civilizaciones de lo que podríamos llamar Mesoamérica—región sobre cuya vestimenta ancestral se conoce más que del norte y noroeste del país—lograron salvar de la barbería y de la destrucción esta elegante forma de vestirse. En los lugares donde se han conservado técnicas prehispánicas como son el telar de cintura y el teñido con colorantes naturales, con mayor razón aún, representan el latido del corazón alegre y firme de las y los ancestros.



Este huipil es ceremonial, de la Mixteca de la Costa, hecho por mujeres Ñuu Savi (Mixtecas) hace entre 40 y 45 años. Se trata de un huipil antiguo fino que forma parte de la colección Carmen Tapia Ochoa que me fue heredado por sus hijos Pablo, Dora y Alberto José Segrera Tapia.

El enredo no es parte del traje auténtico y fue hecho de una pieza tejida en telar de pedal en la región de los Valles Centrales de Oaxaca. Fue confeccionado por Eva Sevilla Antonio, originaria de San Lorenzo Lalana, perteneciente al municipio de San Juan Lalana, en la Chinantla.

Los huaraches son de la comunidad Zapoteca serrana de Yalálag.

La primera imagen fue tomada en la calle de 5 de mayo de la Colonia Centro de la Ciudad de Oaxaca de Juárez, Oaxaca, con vista del templo de Santo Domingo de Guzmán, el día 16 de septiembre de 2020. La segunda imagen fue tomada el mismo día en el restaurante Casa Convite, ubicado en la calle de Jesús Carranza, también en el centro de la capital del estado.


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